Extracto de “No son palabras” (ensayo sobre una amistad)
...
M: Una vez caminé por Sarmiento, desde el Abasto hasta Medrano. Recordé.
H: ¿Qué?
M: No son palabras.
H: Imágenes.
M: No.
H: Son imágenes.
M: No.
H: Describilas.
M: No son palabras, te digo.
H: Como los sueños... ¿Soñas en blanco y negro?
...
H: ¿Por qué te acordaste de Sarmiento?
M: Por la lluvia.
H: Cuando llueve, llueve en todas partes.
M: Es distinto. En Sarmiento y Bulnes es distinto. También en Corrientes y Mario Bravo o en Lavalle a la misma altura, no peatonal, eso es otra cosa.
...
H: ¿Te conté como me deprime el corso de la Avenida Belgrano?
M: Hipólito Irigoyen a esa altura es linda, arbolada, veredas anchas, se soporta un domingo a la tarde.
H: Un domingo a la tarde sin fútbol.
M: Un domingo a la tarde y a la noche.
H: Sin fútbol.
M: Insoportable, sí.
H: Se soporta caminar por Sánchez de Bustamante bajando por Córdoba.
M: Domingo de noche.
H: Sí.
M: De Córdoba para Soler es otro mundo.
H: Sí, otro. Sobre todo de noche.
M: Noche de domingo.
H: Cualquier noche.
M: Una vez caminé desde Las Heras y Billingurst hasta Rivadavia.
H: ¿Era domingo?
M: Dios no lo permita. Martes.
H: ¿De tarde?
M: De tarde tipo seis, seis treinta, otoño, se transpira pero no se sufre.
H: ¿Cuánto tardaste?
M: Una hora aprox.
H: ¿Y en que pensaste?
M: En nada.
H: Algo debes haber pensado durante una hora.
...
M: A mi la calle que me deprime es Venezuela, a la altura de Alsina.
H: Eso es Once.
M: ¿Y?
H: Que no es Boedo. En Boedo está el corso deprimente.
M: Ya no hay barrios como antes, ahora solo calles.
H: Calles deprimentes y de las otras.
M: A mi el corso me deprime si hay murga. Si hay gente muy joven y muy vieja con redoblantes y dando saltitos como monos. La lentejuela barata y las bombitas.
H: Las bombitas de agua, sí...
M: Las bombitas de veinte whats, las de colores.
H: Lamparitas, las bombitas son el alma del carnaval.
M: El rey momo y los banderines.
H: ¿Qué es de la vida de Silvia?
M: Ahora es gorda.
H: Sus ojos…
M: Te gustaban, lo sé, ahora parece obvio pero siempre lo supe.
H: Digo que sus ojos deben seguir iguales, un cuerpo se puede ajear pero los ojos no.
M: Se oscurecen, pierden brillo. Como Florida y Marcelo T de noche.
H: Que pavada.
M: Con Silvia nos gustaba dar vueltas alrededor del parque Avellaneda, en realidad a ella le gustaba, yo nunca entendí porque alrededor del parque y no dentro del parque.
...
H: Hablemos de otra cosa, hablemos de calles.
M: Se estaba por largar, caminamos media cuadra hasta la esquina de Alberdi y Medina, le dije que nos metamos por adentro, Moreto viento, Zelada garúa, Medina empapados, me dijo que tenía frío, que con tacos le costaba caminar por las baldosas rotas, pero igual entramos por atrás, yo tenía mucho respeto por su virginidad en ese entonces. ¿Dónde te la cogías vos?
H: Ahí también.
M: Puta.
H: ¿Pedimos pizza?
M: Si estoy cerca de Plaza Miserere y tengo que tomar el subte hasta el centro prefiero caminar hasta Pasco así me cague de calor. Me enferma el gentío de esa plaza.
Tampoco soporto caminar para hacer combinaciones en el subte, si estoy en el A y tengo que ir hasta plaza San Martín prefiero bajar en Lima y caminar por Florida, aunque sea mediodía y este infestado de gentío.
H: Yo creo que me quería. ¿De qué te reís?
M: Los cieguitos esos que están en el súbte C un día se mearon los pantalones los dos al mismo tiempo y al tiempo que yo pasaba. Muy gracioso.
H: No tiene nada de gracioso.
M: Sí que tiene. Triste fue cuando la cieguita murió y el cieguito quedó solo. Lo triste era el cieguito pidiendo la hora para que alguien le diera bolilla, eso es triste.
H: ¿No te da miedo la muerte?
M: Miedo no, tristeza.
H: Dale ¿pedimos pizza?
...
H: La calle Humauaca es linda, también a la altura de Almagro.
M: Mucho geriátrico y mucho loquero.
H: Vamos a algún recital, nos emborrachamos.
M: ¿Qué tenes en los dientes?
H: ¿Por?
M: Nunca te vi apretarlos así.
H: Dale, un pogo como los de antes.
...
M: Algo en mi orgullo se quebró al ver a Selva así.
H: ¿Selva?
M: Silvia.
H: Dijiste Selva.
M: No, dije Silvia.
H: Selva, ¿por qué dijiste Selva? ¿qué tiene que ver Selva en esto?
M: ¿Qué Selva?
H: Mi Selva.
M: ¿Seguís saliendo con ella?
H: Sabes que no.
M: No es tu Selva entonces.
H: ¿Por qué dijiste?
M: No dije.
H: Sí,. Te escuché. Selva. Fueron tus palabras.
M: ¿Está gorda Selva también?
H: No quiero hablar de ella.
M: Buena chica esa Selva.
H: ¿Qué sabrás vos?
M: Sé.
H: ¿Qué sabes?
M: Eso. Buena chica.
H: ¿Y cómo sabes?
M: Teníamos trato ¿no?. Salíamos juntos a veces ¿o no?
H: ¿Existe el cine ese de Santa Fe y Callao todavía?
M: No sé, nunca volví a ir al cine desde que no estoy en pareja.
H: Ni yo. Como extraño...
M: ¿A Selva?
H: Cortala con eso.
...
H: La placita Serrano extraño, las vueltas del viaje, el alcohol, el fané de la noche...
M: Era un asco.
H: ¿Qué cosa?
M: Todo.
H: ¿No tenés nostalgia del sninfe de la trasnoche, vos?
M: Esos lugares son como cadáveres por culpa de la nostalgia.
H: Tenes.
M: Volví varias veces por Gurruchaga. Guatemala, la plaza, Thames. Nada que ver. Un asco.
H: No exageres.
M: Belgrano en cambio sigue siendo lindo, sigue siendo lindo porque es verdaderamente lindo, no está teñido de nuestra fascinación adolescente. Vas por la zona de los Virreyes y decís “que lindo esto”, caminas por 11 de Setiembre y todos los edificios tienen halles lindos, lustrosos y con dicroicas, los árboles, los pocos caserones que sobreviven, hasta la universidad...
H: Una vez la acompañé a Puan. Filosofía decía.
M: No sabía que quería esa mina.
H: Pedro Goyena es un lindo lugar para vivir.
M: Demasiada construcción alta.
H: Sí. Pero árboles altos y coposos también.
M: Pura sombra.
H: Mejor en verano.
M: Por Bonifacio hay una linda parrillita, podríamos ir un día.
H: No sé.
M: Como quieras.
H: ¿Y de que hablaron en el viaje?
M: No me acuerdo. Se que fuimos en mi auto. Agarramos la Juan B. Justo casi de punta a punta, desde Vélez a Pacífico, después Cabildo, mediodía. Se tarda.
H: Habrán hablando bastante. ¡Semejante viaje!
M: No hay suspensión que aguante con esos pozos.
...
M: Que lugar raro la costanera sur ¿no?
H: ¿ La llevaste a la costanera sur?
M: Simplemente digo que es un lugar raro, un día de semana después del mediodía, es un lugar extraño, es casi como estar en un lugar de veraneo.
H: La llevaste. Calzate los guantes.
...
H: ¿Pastillas tenés?
M: De menta.
H: De las otras.
M: Ya no...
... Evidentemente Almagro es un barrio hecho para la melancolía.
H: Entonces pensaste, en Billingurst desarrollaste un pensamiento que ahora traducís en palabras.
M: Eso fue en Sarmiento, antes de largarme a caminar bajo el agua. Después ya no.
H: No tiene sentido.
M: Nada de esto.
...
M: ¿De qué?
H: De tu traición.
...
H: Bailemos nuestra canción, aunque ya sea tarde, aunque solo quede poco, aunque nuestros amores esten muertos, recordemos... pobrecitas, pobrecitos... unos despojos pudriéndose por ahí... nosotros... la amistad es... nuestra amistad... yo... te perdono.
M: Sí, yo también.
H: Cosas que pasan. La vida...
M: Pasa.
H: No hay tiempo para rencores.
M: Hay si... pero... ¿para qué?
...
H: Rivera Indarte. La iglesia. Membrillar. La galería. La...
M: La pizza por metro.
H: La primer salida.
M: La emoción.
H: Y ahora solo esto.
M: Palabras, sí... al final quedan.
H: Aunque se escriban sobre el agua.
M: Retumban.
H: Ecos.
M: Te veo mejor de los dientes.
H: Vos ya no pareces ansioso.
M: Nos vino bien hablar.
H: Si.
M: Y bueno, pidamos pizza nomás.
...
M: Una vez caminé por Sarmiento, desde el Abasto hasta Medrano. Recordé.
H: ¿Qué?
M: No son palabras.
H: Imágenes.
M: No.
H: Son imágenes.
M: No.
H: Describilas.
M: No son palabras, te digo.
H: Como los sueños... ¿Soñas en blanco y negro?
...
H: ¿Por qué te acordaste de Sarmiento?
M: Por la lluvia.
H: Cuando llueve, llueve en todas partes.
M: Es distinto. En Sarmiento y Bulnes es distinto. También en Corrientes y Mario Bravo o en Lavalle a la misma altura, no peatonal, eso es otra cosa.
...
H: ¿Te conté como me deprime el corso de la Avenida Belgrano?
M: Hipólito Irigoyen a esa altura es linda, arbolada, veredas anchas, se soporta un domingo a la tarde.
H: Un domingo a la tarde sin fútbol.
M: Un domingo a la tarde y a la noche.
H: Sin fútbol.
M: Insoportable, sí.
H: Se soporta caminar por Sánchez de Bustamante bajando por Córdoba.
M: Domingo de noche.
H: Sí.
M: De Córdoba para Soler es otro mundo.
H: Sí, otro. Sobre todo de noche.
M: Noche de domingo.
H: Cualquier noche.
M: Una vez caminé desde Las Heras y Billingurst hasta Rivadavia.
H: ¿Era domingo?
M: Dios no lo permita. Martes.
H: ¿De tarde?
M: De tarde tipo seis, seis treinta, otoño, se transpira pero no se sufre.
H: ¿Cuánto tardaste?
M: Una hora aprox.
H: ¿Y en que pensaste?
M: En nada.
H: Algo debes haber pensado durante una hora.
...
M: A mi la calle que me deprime es Venezuela, a la altura de Alsina.
H: Eso es Once.
M: ¿Y?
H: Que no es Boedo. En Boedo está el corso deprimente.
M: Ya no hay barrios como antes, ahora solo calles.
H: Calles deprimentes y de las otras.
M: A mi el corso me deprime si hay murga. Si hay gente muy joven y muy vieja con redoblantes y dando saltitos como monos. La lentejuela barata y las bombitas.
H: Las bombitas de agua, sí...
M: Las bombitas de veinte whats, las de colores.
H: Lamparitas, las bombitas son el alma del carnaval.
M: El rey momo y los banderines.
H: ¿Qué es de la vida de Silvia?
M: Ahora es gorda.
H: Sus ojos…
M: Te gustaban, lo sé, ahora parece obvio pero siempre lo supe.
H: Digo que sus ojos deben seguir iguales, un cuerpo se puede ajear pero los ojos no.
M: Se oscurecen, pierden brillo. Como Florida y Marcelo T de noche.
H: Que pavada.
M: Con Silvia nos gustaba dar vueltas alrededor del parque Avellaneda, en realidad a ella le gustaba, yo nunca entendí porque alrededor del parque y no dentro del parque.
...
H: Hablemos de otra cosa, hablemos de calles.
M: Se estaba por largar, caminamos media cuadra hasta la esquina de Alberdi y Medina, le dije que nos metamos por adentro, Moreto viento, Zelada garúa, Medina empapados, me dijo que tenía frío, que con tacos le costaba caminar por las baldosas rotas, pero igual entramos por atrás, yo tenía mucho respeto por su virginidad en ese entonces. ¿Dónde te la cogías vos?
H: Ahí también.
M: Puta.
H: ¿Pedimos pizza?
M: Si estoy cerca de Plaza Miserere y tengo que tomar el subte hasta el centro prefiero caminar hasta Pasco así me cague de calor. Me enferma el gentío de esa plaza.
Tampoco soporto caminar para hacer combinaciones en el subte, si estoy en el A y tengo que ir hasta plaza San Martín prefiero bajar en Lima y caminar por Florida, aunque sea mediodía y este infestado de gentío.
H: Yo creo que me quería. ¿De qué te reís?
M: Los cieguitos esos que están en el súbte C un día se mearon los pantalones los dos al mismo tiempo y al tiempo que yo pasaba. Muy gracioso.
H: No tiene nada de gracioso.
M: Sí que tiene. Triste fue cuando la cieguita murió y el cieguito quedó solo. Lo triste era el cieguito pidiendo la hora para que alguien le diera bolilla, eso es triste.
H: ¿No te da miedo la muerte?
M: Miedo no, tristeza.
H: Dale ¿pedimos pizza?
...
H: La calle Humauaca es linda, también a la altura de Almagro.
M: Mucho geriátrico y mucho loquero.
H: Vamos a algún recital, nos emborrachamos.
M: ¿Qué tenes en los dientes?
H: ¿Por?
M: Nunca te vi apretarlos así.
H: Dale, un pogo como los de antes.
...
M: Algo en mi orgullo se quebró al ver a Selva así.
H: ¿Selva?
M: Silvia.
H: Dijiste Selva.
M: No, dije Silvia.
H: Selva, ¿por qué dijiste Selva? ¿qué tiene que ver Selva en esto?
M: ¿Qué Selva?
H: Mi Selva.
M: ¿Seguís saliendo con ella?
H: Sabes que no.
M: No es tu Selva entonces.
H: ¿Por qué dijiste?
M: No dije.
H: Sí,. Te escuché. Selva. Fueron tus palabras.
M: ¿Está gorda Selva también?
H: No quiero hablar de ella.
M: Buena chica esa Selva.
H: ¿Qué sabrás vos?
M: Sé.
H: ¿Qué sabes?
M: Eso. Buena chica.
H: ¿Y cómo sabes?
M: Teníamos trato ¿no?. Salíamos juntos a veces ¿o no?
H: ¿Existe el cine ese de Santa Fe y Callao todavía?
M: No sé, nunca volví a ir al cine desde que no estoy en pareja.
H: Ni yo. Como extraño...
M: ¿A Selva?
H: Cortala con eso.
...
H: La placita Serrano extraño, las vueltas del viaje, el alcohol, el fané de la noche...
M: Era un asco.
H: ¿Qué cosa?
M: Todo.
H: ¿No tenés nostalgia del sninfe de la trasnoche, vos?
M: Esos lugares son como cadáveres por culpa de la nostalgia.
H: Tenes.
M: Volví varias veces por Gurruchaga. Guatemala, la plaza, Thames. Nada que ver. Un asco.
H: No exageres.
M: Belgrano en cambio sigue siendo lindo, sigue siendo lindo porque es verdaderamente lindo, no está teñido de nuestra fascinación adolescente. Vas por la zona de los Virreyes y decís “que lindo esto”, caminas por 11 de Setiembre y todos los edificios tienen halles lindos, lustrosos y con dicroicas, los árboles, los pocos caserones que sobreviven, hasta la universidad...
H: Una vez la acompañé a Puan. Filosofía decía.
M: No sabía que quería esa mina.
H: Pedro Goyena es un lindo lugar para vivir.
M: Demasiada construcción alta.
H: Sí. Pero árboles altos y coposos también.
M: Pura sombra.
H: Mejor en verano.
M: Por Bonifacio hay una linda parrillita, podríamos ir un día.
H: No sé.
M: Como quieras.
H: ¿Y de que hablaron en el viaje?
M: No me acuerdo. Se que fuimos en mi auto. Agarramos la Juan B. Justo casi de punta a punta, desde Vélez a Pacífico, después Cabildo, mediodía. Se tarda.
H: Habrán hablando bastante. ¡Semejante viaje!
M: No hay suspensión que aguante con esos pozos.
...
M: Que lugar raro la costanera sur ¿no?
H: ¿ La llevaste a la costanera sur?
M: Simplemente digo que es un lugar raro, un día de semana después del mediodía, es un lugar extraño, es casi como estar en un lugar de veraneo.
H: La llevaste. Calzate los guantes.
...
H: ¿Pastillas tenés?
M: De menta.
H: De las otras.
M: Ya no...
... Evidentemente Almagro es un barrio hecho para la melancolía.
H: Entonces pensaste, en Billingurst desarrollaste un pensamiento que ahora traducís en palabras.
M: Eso fue en Sarmiento, antes de largarme a caminar bajo el agua. Después ya no.
H: No tiene sentido.
M: Nada de esto.
...
M: ¿De qué?
H: De tu traición.
...
H: Bailemos nuestra canción, aunque ya sea tarde, aunque solo quede poco, aunque nuestros amores esten muertos, recordemos... pobrecitas, pobrecitos... unos despojos pudriéndose por ahí... nosotros... la amistad es... nuestra amistad... yo... te perdono.
M: Sí, yo también.
H: Cosas que pasan. La vida...
M: Pasa.
H: No hay tiempo para rencores.
M: Hay si... pero... ¿para qué?
...
H: Rivera Indarte. La iglesia. Membrillar. La galería. La...
M: La pizza por metro.
H: La primer salida.
M: La emoción.
H: Y ahora solo esto.
M: Palabras, sí... al final quedan.
H: Aunque se escriban sobre el agua.
M: Retumban.
H: Ecos.
M: Te veo mejor de los dientes.
H: Vos ya no pareces ansioso.
M: Nos vino bien hablar.
H: Si.
M: Y bueno, pidamos pizza nomás.
3 comments:
che, pol, esto es muy extraño, pero estuve todo el texto pensando que H: hombre, M: mujer, y al final M dice ansioso y ahí digo "ah, como, ¿era hombre?" recién ahí se define el sexo, me parece (I'm not sure). ¿es a propósito? Es muy raro lo que me pasa con tus textos, me pasó lo mismo con el anterior.
Y bueh. Es mío el tema, se ve.
no me gusta que se diga "desde que no estoy en pareja" porque se le va mucha ambigUedad.
Lo de las calles: simplemente maravilloso. ¡Es buenísimo como procedimiento, y más cuando aparecen las reiteraciones, como si hablar de bulnes y sarmiento tuviese un valor realmente especial para ellos, como si dijesen algo más, algo que pasó entre ellos en esas calles. Estaría bueno que alguno no quisiera hablar de "ciertas calles"
yo lo de la nostalgia y el rencor y el recuerdo de lo pasado lo sacaría, pero este comentario es más algo personal que otra cosa. Si a vos te resuena, te resuena. Lo que pasa es que ya tanta gente habló así de eso...
beso!............solci
PD (Querés que te mande algún texto mío, así me das tu opinión?)
Poesía de lo cotidiano: impecable
Gracias chicas!
Post a Comment